Deseo vs. moral
El mundo es de quienes (per)siguen su deseo. ¿El resto? Hacemos lo que podemos...
Hola, cómo estás. No sabés las ganas de escribir que tenía, pero no estaba encontrando el momento. Igualmente aprovecho y pregunto si existe tal momento. Hablo en general, no sólo para escribir. ¿Cuándo se está listx para algo? No sé vos, pero en mi caso no recuerdo haber estado listo para la mayoría de las cosas que me tocó atravesar… Como que voy entendiendo que la vida sucede. Volvemos a John y su ‘‘la vida es eso que pasa mientras estás ocupadx haciendo otros planes’’.
Hace relativamente poco cumplió Lennon y Yoko en Twitter estuvo tirando #data interesante. Qué flash que durante años la señalaron con el dedo simplemente por amarlo. Bah, por ser mujer. Lo que es el diario del lunes… La frase del párrafo anterior la compartí cuando hablé de paternidad, ¿te acordás? Te pregunto porque este finde una de mis hermanas me dijo que no me leía en Instagram porque escribía mucho y me quedé mal. El meme de ‘‘Mucho texto’’ venció a un vínculo como la hermandad, me quiero cortar las bolas con la SUBE. Entiendo lo de la lucha por la atención, pero si nuestro primer cordón empieza a fallar, esto de la guerra contra la guita -que les conté en una edición pasada- está peor de lo que creía…
En fin, vamos al título del news que es de lo que quiero hablar. Hace ya varios meses vengo con eso en la cabeza, de la diferencia entre quienes se miran para adentro y van en busca de lo que quieren y sus opuestos: personas que miran para afuera y no sólo no buscan lo que quieren, sino que ni lo saben porque perdieron más tiempo en criticar que en accionar. El mundo es de quienes hacen y para hacer no hay motor más poderoso que el deseo.
Para mí la mejor representación del párrafo anterior son les artistas y deportistas, máximas expresiones de pureza. Viven todo tan a flor de piel porque están plenamente conectades con su deseo. Presente en estado puro. El ahora y nada más. Quizás vivir sea arder de placer. Cuestión, desde siempre tuvieron en claro qué querían y no se traicionaron, fueron para adelante y no abandonaron. No aplica sólo a quienes llegan al ‘‘estrellato’’, eh, me refiero a cualquier nivel: personas que acomodan su vida a su ser. Perdón por la siguiente literalidad, pero son personas que viven, porque la única manera de vivir es siendo nosotres mismes, ¿me sentís? Creo -cada vez más- que si no hacemos lo que nos gusta, terminamos corriendo detrás de una moralina* que sólo nos genera una rutina de malestar y nos transforma en otra cosa, no sé muy bien qué, pero otra cosa.
*Más adelante intentaré explicar a qué me refiero.
Entiendo que hoy nuestro deseo está repetitivamente cancelado o postergado por culpa del laburo y su presente precarizador que nos tiene sentades más horas a las que el cuerpo está acostumbrado, pero no lo abandonemos. Sin dudas que les artistas y deportistas profesionales se ganaron la lotería, pero lo persiguieron, eh, ¡y cómo! Son la expresión de no abandonar al máximo de los niveles, ¿me sentís? Esto es sentir puro, no explicación, a partir de ahora no hay lugar para la razón: no se dejaron vencer. Yo a la primera de cambio me dejé vencer en mi deseo de ser futbolista y opté por la tranquilidad del estudio y su posterior trabajo en el futuro. Como empecé el párrafo al fin y al cabo: cancelé o pospuse mi deseo por un trabajo que ni tenía (!!!), sin comprender -porque era un niño, claro- que mi tranquilidad depende de hacer lo que me gusta. Si no hago lo que me gusta, me transformo en esa otra cosa que no sé qué es…
Esa cosa va acumulando, acumulando y acumulando, a tal punto que todo lo que entra tiene que salir. La única manera de controlar esa salida sin ocasionar daños -o al menos reducirlos lo máximo posible- es priorizando nuestro deseo, porque el deseo es atención y la atención, hoy más que nunca, es la representación del presente. Eso sí, para tenerlo en claro justamente hay que hacer un ejercicio de atención plena: escucharnos activamente, un laburo tan pesado como necesario, porque sólo así lograremos alcanzar el catalizador de nuestras conductas para poder sacar la basura, ordenarnos y poner al deseo en el lugar que corresponde: prioridad. Con el orden se progresa (orden y progreso, nuestres hermanes de Brasil nos lo vienen diciendo hace rato). Ahora que escribo, todo esto ya lo dijo Charly en Inconsciente colectivo, por si no estoy pudiendo explicarme.
Hoy no nos tenemos que dejar vencer. Dedicarle nuestra atención plena a nuestro deseo es nuestro pequeño acto revolucionario, patriótico, o como quieras llamarle, aunque sea apenas una hora al día. Es lo que nos mantendrá vivxs y nos sacará adelante, lo que acomodará nuestras balanzas, porque nos preocuparemos más por nosotres que por andar viendo el pasto ajeno, que más allá de si nos guste o no cómo lo cortan, lo están cortando. Hay que aceptar la realidad y seguir, y la única manera de aceptar la realidad es comprendiendo y aceptando el pasado. Basta de poner el ojo siempre en lo ajeno y encima sólo para criticar, que si apuntamos hacia dónde queremos ir, nos irá mejor, porque estaremos (constru)yendo y esa fuerza es movilizadora. Perdón de nuevo por la literalidad y por el llano, pero hoy, para mí, se trata de sentir: quien siente, gana.
Un poco me pierdo porque no termino de entender hacia dónde voy con esta edición, eh. Como dije al principio, es algo que está hace un tiempito en mi cabeza lo de deseo vs. moral, pero no significa que lo pueda condensar de la manera más ordenada, jaja (incluso cuando estoy diciendo que el orden es progreso), pero acá el mero hecho de escribir ya me hace progresar porque era algo que venía postergando. ¿Dónde pongo el foco entonces? ¿En que estoy haciendo lo que me gusta o en que podría estar haciéndolo mejor? A eso me refiero con deseo vs. moralina… La moralina entendida desde la crítica por un perfeccionismo que sólo termina generando inacción y permite, encima, que avancen otres. Avancemos nosotres y que la chupen. Acá estoy escribiendo, quizás sin nada concreto para decir, pero viviendo, que no es poco… Es más, ¡es todo!
No lograba sentarme a escribir porque estuve bastante enfocado en un podcast que lanzamos la semana pasada: se llama Parar la pelota y la idea es que sea más que un podcast. Mi intención es que sea un espacio de varones para poder hablar temas que no tocamos en profundidad. Creo que eso del acumular y tapar que te conté más arriba es algo en lo que somos expertos porque no sabemos reconocer nuestras emociones ni su porqué. Para reconocerlas es fundamental conectar con nuestro deseo y para eso es indispensable lo que vengo diciendo: escucharnos, conocernos, aceptar el presente a partir del pasado… Como que todo está relacionado con todo, pero el punto de partida es parar la pelota. Espero haberme hecho entender algo… O quizás mi poca claridad a la hora de articular estas palabras tenga que ver justamente con eso, con que hice un salto de fe a moverme a partir de los sentires. Siento, luego existo. Al menos hoy, ahora, que al fin y al cabo es lo único porque el ahora es el todo.
La paternidad, un salto de fe
¿Por qué ser padre? No hay garantías económicas, tampoco sociales ni ambientales y andá a saber las emocionales. Ahora bien, ¿cuándo hay garantías de algo? Creemos que sí, pero me pregunto y te pregunto: ¿cuáles son las garantías? ¿Alguna vez las planificamos y sucedieron? ¿O en realidad pensamos que son garantías cuando en realidad ignoramos la finitud de las cosas? Medio que casi todo termina siendo un salto de fe.
Lo lindo del podcast es que está todo lo que intenté contarte hoy. El ir detrás de mi deseo hizo que fueran sucediendo un montón de cosas, una es el podcast, que obviamente un poco refleja todo ese ‘‘montón de cosas’’: búsquedas laborales, cuestionamientos internos, acompañamientos externos, ganas de hacer y revisionismo histórico personal. Cuando estás apagado y te prendés a 220, no querés volver a apagarte más. Lamentablemente en esa prendida te podés llevar puestas personas muy importantes… Pero bueno, hoy soy por lo que fui y también soy lo que hago para cambiar lo que fui. Creer o reventar. Deseo o moral. Salto de fe o asiento de razón. Vivir o morir. Ser o no ser.
Gracias por leer y por haberme acompañado en este proceso que se cierra, que también se vio reflejado en este espacio, eh. Fijate cómo fue mutando #vamosviendo: empezó de una manera y terminó de otra. Empezó con una idea y objetivo muy periodístico y se fue desprendiendo cada vez más de esa parte. Es que creo que estoy empezando a dar en la tecla de mi deseo y no sé si era periodismo lo que quería hacer… O quizás sí, sólo que quizás ya está, cumplió un ciclo. Si efectivamente sé lo que quiero y creo en eso, ya sé qué me dio el periodismo, ¿no? Como verás, este proceso no está del todo cerrado, pero si está en eso… Veremos qué depara el nuevo, que obviamente está parado en su anterior y el anterior en su anterior, y así sucesivamente. La naturaleza misma, el ciclo de la vida.
Saludos infinitos, porque el tiempo no existe.
Gracias por haber leído particularmente esta edición, de corazón.