Hola, cómo estás. Yo regio, acomodándome a mis flamantes 33 años. Fue un día raro, con más dudas que certezas, la vida misma, así que me pareció una linda representación del momento que estoy atravesando. ¿Por qué raro? Porque se me suspendió el partido del domingo, una actividad inamovible de mi rutina hace más de 15 años; el cielo que no sabía si seguir lloviendo o iluminarse; mi familia que estaba con distintos compromisos y también por mi festejo ‘‘oficial’’, que fue un sábado y no el mismo día de mi cumpleaños.
Mientras escribía el primer párrafo me quedé con la palabra atravesar. Apenas la tecleé recordé cuando dibujaba en el secundario un cuadrado con una flecha en diagonal de un extremo a otro. La famosa hipotenusa. Así me explicaron que ‘‘per’’ era un no sé qué de tiempo en latín. Siempre me llevé bien con garabatear para afianzar conceptos. A las pruebas me remito: per es a través de en latín. No entiendo cómo funcionan mis recuerdos, ¿por qué me acuerdo de esto? En fin, el tema es que me siento como esa flecha, pero atravesando mi historia y no un dibujo. Per es un prefijo que expresa intensidad o duración y así la estoy atravesando. Lo que más me gusta de esta intensidad es que me siento insoportablemente vivo.
Cuando alguien estuvo apagade mucho tiempo, reencontrarse con el goce es un renacer. Por eso digo, medio en joda medio en serio, que este nuevo cumple es mi resurrección. Todo esto que vengo compartiendo es #ladata que vengo procesando y me permite estar más presente (¡y tranquilo!) en distintas situaciones. De repente la disociación se instaló como un meme en vez de preocuparnos y cuestionarla: ¿por qué tenemos que ‘‘separarnos’’ para poder atravesar desde una reunión social hasta trabajar? Creo que esa lógica responde a los dos planos que habitamos, el terrenal y el digital, que cada vez se separan más y más…
Nosotres somos naturaleza y nuestro ritmo es incomparable al digital. Ahí las flechas ni atraviesan porque no hay ningún tipo de proceso, es prácticamente todo inmediato y con otras reglas. Nos fuimos volcando tanto al nuevo terreno que nos olvidamos cómo funcionamos. La cagada de todo esto es, y acá viene un trabalenguas/juego de palabras flojo de papeles, la naturalización de nuestra desnaturalización, ¿me explico? Cada vez menos encuentros, menos escucha y más visualizaciones y chateos sin tonos ni gestos -¡pura interpretación!-; menos comunidad y más individualidad; menos nosotres y más yo. Al fin y al cabo, menos amor, porque justamente el amor es lo que acabo de enumerar: encuentro, escucha, principio de comunidad -familia- a partir de un nosotres. Para vos puede ser una obviedad, pero yo en el amor soy un idiota, que ha sufrido mil derrotas…
Cuestión, antes de pasar al tema de hoy, cerramos los párrafos anteriores con una recomendación: Severance. Flor de serie dirigida por Ben Stiller que trata sobre una disociación absoluta, donde un tipo acepta entrar a una empresa que te mete no sé qué cosa dónde y vos no sabés nada de tu vida personal cuando estás trabajando. Una vez que salís de tu jornada laboral, ahí volvés a tu cuerpo y alma. ¿Futuro distópico o representación de la realidad? Sí, ya la había recomendado, pero nunca viene mal un recordatorio.

La disociación ahora que lo pienso tiene un poco de muerte. Es morirnos por un rato, ¿no? Tener que irnos de donde estamos como un mecanismo de autodefensa para poder atravesar determinada situación. Lo escribo y me parece un montón, por eso también quiero hablar de esto, de estas pequeñas muertes diarias, donde habitamos más la cabeza que el corazón. Todo bien con los memes, me cago de risa, pero los respeto mucho en cuanto a termómetro social. Creo que pueden funcionar como una unidad mínima de lenguaje, donde se está interpretando y comunicando una realidad.
Todos los días morimos un poco más. No sólo por disociación, sino porque nos acercamos cada vez más a la muerte, nuestra única garantía. Solemos ponernos una zanahoria más tentadora para avanzar, pero quizás la muerte pueda ayudar para activarnos… La muerte sacude, dimensiona, pone, como el tiempo, las cosas en su lugar. Hace unos días, un grandísimo conocido tuvo un paro cardíaco. Justo antes de mi cumpleaños. ¿Viste que algunas fechas como cumpleaños, aniversarios, Año Nuevo pueden ser particulares? Si te soy sincero, no le había prestado atención hasta que un gran amor me contó que se tensionaba con las fiestas de fin de año. Tiene sentido, son momentos casi simbólicos donde puede haber pasado, presente y futuro en juego, es decir, la vida. ¿Por qué? Porque la vida es tiempo y encima puede durar poco.
Ayer me crucé con este video en Twitter que me voló la cabeza. El tipo es economista y dejó su vida corporativa para vender café en una estación de tren. Tomó esa decisión para pasar más tiempo con su familia. Eso quería: tiempo y con su #gente. Realmente, de corazón, te pido que lo escuches. A mí me dejó recalculando por completo. No sólo la vio, sino que ejecutó. ¿Cuándo fue la última vez que tomaste una decisión de este estilo? ¿Alguna vez pensaste como este fenómeno?
Volviendo a lo del paro cardíaco, le pasó a un chabón que es un canto a la vida, es la representación del deseo de Fontanarrosa para su hijo, el ‘‘quiero que sus amigos sonrían al verlo llegar’’. No hay persona que no lo vea y no sonría y ahora tiene un stent en el corazón… Y yo acá, preocupándome porque se me rompió un vaso que me gustaba mucho. D10s, ¡un tarado! La muerte, y también su merodeo, es una piña que acomoda sentires, nos permite profundizar en nosotrxs y entender que la preocupación no es que se rompió el vaso, sino intentar decodificar qué hay detrás de eso.
¿Por qué no hablamos de la muerte? ¿Y de los duelos? ¿Cómo se transitan? No tengo idea, eh, sólo vengo con preguntas. ¿Nos da miedo? ¿Y si en realidad puede tener el efecto contrario? Perdón por el cliché, pero si mañana te morís, ¿qué onda? ¿Estarías satisfechx con lo que viviste? ¿Qué sentís que te queda por vivir en la experiencia esta de vivir? ¿La vida es un checklist de cosas? ¿Hay que ir en busca de todo lo que queremos o entender que no podemos conseguir todo? ¿Y si podemos? ¿Por qué no podríamos? ¿El impedimento más grande es la guita? Al final qué onda, ¿esa guita que venía a proveernos de satisfacciones es la misma que nos las restringe? ¿Dónde depositamos nuestra felicidad? ¿Cuánto tiempo le dedicamos a pulirla? ¿Podemos vivir como queremos en este si$tema o siempre vamos a terminar respondiendo a su lógica? ¿Podemos crear algo para salir de esa lógica?
Hace poco hablaba de esto con Luquitas, un amigo que está atravesando duelos durísimos. Nos dimos cuenta de eso, de que al no haber charlas sobre este tema no sabemos muy bien cómo encararlas. Y si no nos expresamos, no sabemos cómo desarmar todos esos sentires que nos asfixian. Mucho tiempo en la cabeza puede hacer mal. Te lo digo con conocimiento de causa: desarrollé un TOC que me impidió vivir durante años. Otro día haremos un especial sobre eso porque está muy banalizado, como si el problema fuera poner el volumen de la música en número par o impar. Eso sería el vaso roto, el tema es lo que hay detrás de ese número par o impar…
Es más, esta edición está bastante desordenada, porque no sé muy bien cómo encararla. Tal vez es una representación de este tema, de la muerte, que sacude nuestra estructura pero a la vez, quizás, pueda ser una oportunidad para diseñar una nueva. ¿Es necesario llegar al límite para empezar una nueva vida? A veces el miedo puede paralizar o todo lo contrario. En mi caso suceden ambas cosas, jaja, a veces me paraliza y a veces, como ahora, me cambia la visión de las cosas.
Como leerás (?), hablo de nuevas vidas dentro de la única que tenemos. Para mí hay algo de eso porque somos naturaleza, y la naturaleza marca eso con las estaciones por ejemplo: ciclos que empiezan, terminan y vuelven a empezar. Drexler dice algo similar: tu corazón va a sanar y va a volver a quebrarse mientras le toque pulsar.
Qué temita sentir. Es algo hermoso pero su contracara puede ser lo opuesto. Hay que encontrar el equilibrio en ese per, en esa línea para atravesar la vida. O las vidas, no sé. No sé cómo vivir, pero al menos sé, esta vez, que estoy viviendo.
Cierro acá porque me siento poco claro, ya te dije, desordenado. Soy bastante desordenado ahora que lo pienso y tiene sentido que en la escritura también lo sea. Somos lo que somos en todos lados. No podemos escapar de nosotrxs. Puede ser que todavía esté movilizado por lo expresado en esta edición. Veremos cómo me acomodo, pero esta vez seguiré por acá, te lo prometo, porque este espacio me es importante para descargar. Lo importante es seguir, porque si no pierdo el equilibrio y me caigo de esa línea y no me gusta lo que hay del otro lado… Ojo, hay que caerse para saber lo que hay, pero mejor levantarse y volver a intentarlo, de lo contrario, cierro como empezamos: vivir así es morir de amor.