Hola, cómo estás, cómo viene ese fin de año. Espero que no tan a las corridas, aunque difícil escaparse de la intensidad de diciembre… ¿Todo un concepto diciembre en Argentina, no? En fin, no soy la excepción y encima este miércoles no tuve mejor idea que organizar un evento. Sí, literalmente no tuve mejor idea: realmente quiero celebrar que sucedió el podcast que les compartí la edición anterior. ¿Por qué? Porque me parece importante festejar, más en tiempos de apatía. No sé si tiene que haber tanta explicación, que la hay*, pero en el fondo, en lo más puro, sentime: es eso, celebrar (lo imposible d)el encuentro.
*Y acá empieza, porque la edición es contarte todo lo que puede llegar a haber detrás de un proyecto (un deporte, una relación, lo que sea), porque siempre hay algo más, algo que a simple vista no se ve…
Creo que ese algo es el proceso, lo que llevó al resultado final, la decantación, que en mi caso fue un podcast y podría haber sido otra cosa, pero en este proceso se vio reflejado en Parar la pelota, un producto que cuando brindé por un 2025 tranquilo no estaba ni en los planes, pero sucedió y es la culminación de lo todo lo contrario a aquel deseo de tranquilidad del primero de enero. Y tengo ganas de festejar ese temblor, ¿por qué?
Primero por su propuesta principal: que los varones conectemos con nuestra sensibilidad. El patriarcado no hace que las mujeres nos maten (en cantidad, por favor), por algo no somos víctimas, pero sí nos oprime de varias maneras. Para mí, la más importante, el no comprender lo que nos pasa a partir de no relacionarnos con nuestras emociones. O al menos no con todas, porque con la ira/violencia nos llevamos fenomenal… ¿Cómo llegamos a eso? Construcción social. Nada nuevo bajo el dios Sol, simplemente lo exteriorizo para ver si entendemos la gravedad del asunto, porque en el fondo lo que hay acá es una persona no conectada con su ser y no hay nada más peligroso que eso. La peligrosidad no implica sólo matar, eh, lastimar a alguien también es peligroso. Creo que no somos conscientes del daño andante que somos. Seguramente sin intención, pero daño al fin y sin saber cómo repercute en la otra parte.
Creo fervientemente que a partir de relacionarnos más y mejor con nuestros sentimientos, el puente a tejer con las feminidades será más empático y, por ende, más sólido. Hoy el puente está roto y el mundo libertario es un claro ejemplo. A esos varones libertarios los entiendo una banda porque fui uno de ellos: un varón que tiene que responder a ciertos patrones y conductas que no puede cuestionar porque eso implicaría cuestionar su crianza. Freud ataca de nuevo, pero la realidad (?) es que nosotros, los varones promedio, no tuvimos una figura paterna que se expresara más allá del enojo. Pocas veces nos dijeron ‘‘te quiero’’ sin un contexto particular y muchas menos los vimos llorar. La única activación con los sentimientos, insisto, era/es el enojo. La peli Intensamente lo refleja muy bien: la única emoción al control del tablero del padre es esa, el muñequito de rojo con bigote.
Segundo: darle lugar a la tristeza. El mensaje de Intensamente, para seguir en esa línea, es que no hay alegría sin tristeza. Hoy estoy acá, reconectado con mi ser, porque dejé de tapar esa emoción. A los varones nos enseñan a seguir, a no escuchar (menos a nosotros mismos) y seguir. Justo Juan Manuel Sánchez Miño, primer invitado de PLP, ejemplifica con eso a la hora de rendir deportivamente:
Recuerdo particular y personalmente una secuencia de hace un par de años que recién ahora me cae la ficha, por eso hablo de un proceso detrás de este podcast: se muere el papá de un amigo y horas después del entierro teníamos un partido de fútbol. Recuerdo no querer ir, creo que ni hace falta explicar el porqué, pero aún así fui, aconsejado por padre y amigos, porque era el capitán y ‘‘tenía’’ que estar. La historia tiene más agravantes, pero con eso ya es suficiente para explicar mi punto: a mi viejo nunca se le cruzó por la cabeza la idea de que yo estaba tristísimo por mi amigo, por la muerte de su padre que conocía y quería, y también porque dentro mío se instaló por primera vez la idea de que él podía llegar a morirse en cualquier momento. De ahí venimos.
Tercero: la importancia de lo colectivo. Esto existió por muchas personas, no por mí. Desde Candelaria, que confió en mi idea y persona para hacer este tipo de contenido en una organización feminista con una estructura de hace ya 10 años, hasta por mis amigues, que me escuchan, incentivan e inspiran a seguir hablando; pasando por mi mamá y mi papá, que me permitieron estudiar lo que quisiera y estar en esta búsqueda de saber qué querer hace años, y más y más personas, porque considero también que nosotrxs somos nosotrxs y también otras personas, porque estamos hechxs y atravesadxs de historias. Si hoy estoy contento es porque ellxs sostuvieron, cada unx a su manera. A veces sabiéndolo, a veces no.
Cuarto: el amor como fuerza transformadora. El punto anterior tiene muchísimo de amor, pero este en particular hace referencia al amor femenino en el hombre promedio al que está dirigido el podcast. Si logré reconectar con mis sentimientos (punto 1), abrazar al dolor (2) y comprender la importancia de lo colectivo (3), es porque hubo mujeres que me atravesaron. Al atravesarme comprendí su grandeza cuando se estaban yendo, porque en el momento claramente #nolavi, como la mayoría de los varones, por nuestra incapacidad emocional que expliqué muy brevemente más arriba. Cuestión, ese amor transforma, porque son cables a tierra, conectores con nuestra parte sensible y emocional. Freud #lavio, qué decirte… Mamá abraza, papá da la palmada (para castigar y celebrar). ¿Por qué creés que joden a los varones con ‘‘polleras’’ cuando deciden estar con sus novias? Está a la vista: nos comportamos distinto con las mujeres porque no podemos florecer esa faceta sensible con un grupo de amigos porque #elpatriarcado nos opera a su manera, con bullying y homofobia. Insisto: nada grave en comparación al femicidio, pero afecta de una manera que termina moldeando personalidades que nos alejan de nuestro ser.
Para ir cerrando, porque ya hemos hablado de la incapacidad de retener la atención en estos tiempos de desatención: todo eso y más hay detrás de Parar la pelota. El miércoles estaré profundizando sobre esos puntos y me encantaría que puedas estar. El evento es a partir de las 20 h en El Surco, centro cultural que queda en Boedo, y habrá música, lecturas y charlas relacionadas con todo lo mencionado en esta edición.
Quienes formarán parte del evento no fueron seleccionados al azar, no están ahí porque sí. #TeLoResumoAsíNomás:
- Cígaro: un artista que hacía música a pedido de la industria hasta que decidió escucharse y apostar a lo que pedía su corazón. Metió volantazo y hoy logró reconectar consigo mismo a partir de no traicionarse. Me representa -y por ende representa el espíritu de PLP- y su disco Qué sabor tienen los besos es mi soundtrack de los últimos meses.
- Diego Geddes y Nicolás Poggi: dos amistades escritoras con las que me gusta hablar. Die tiene su newsletter Diario de la Procastinación, que siempre recomiendo (y fue inspiración para la creación de #vamosviendo), y este año sacó un librazo que se titula Esto lo podría estar inventando; Viko está por publicar su primera novela sobre un futuro no tan distópico, tema que me interpela muchísimo, y se acaba de casar con Sofi, su fuerza transformadora (que por suerte vio y no tuvo que esperar a separarse).
- Lucas Amaturo: lo conocí de una manera más que random, coincidimos como invitados en un podcast. Él fue para hablar de Diego, yo no recuerdo mi porqué… El tema es que ahí lo empecé a seguir y empezó a mostrarme una faceta de Maradona que desconocía o elegía ignorar… Con muchísimo amor me acerco a él y le voy a estar eternamente agradecido. Además, hace unas ilustraciones con un trazo fino como su sensibilidad.
Habrá más emociones (?), como entrevistas express a más personas que formaron parte de este proceso y alguna que otra sorpresita. Ojalá te puedas venir y rompamos la barrera digital, y si no, todo bien, pero que no sea por paja, eh, porque entiendo que no formo parte de tu primer cordón, pero no repliques esa paja con alguien que sí. Es peligrosa la paja.
Te mando un abrazo grande como mis nervios y de corazón espero que estés terminando el año lo mejor posible.
Seguramente haya una edición más antes de cerrar la persiana del 2024, pero viste cómo es: a seguro se lo llevaron preso.
Besos y abrazos.